miércoles, 9 de febrero de 2022

Esperanza

Esperanza es más que una palabra que pronunciamos cuando aguardamos algo con inmenso deseo; es la chispa que alimenta al sentimiento de confianza; sin esa chispa podríamos hundirnos en la desesperación y sufrir antes de tiempo. A veces es complejo mantener esa chispa encendida pues las adversidades suelen aparecer cuando menos esperamos. Cada día vemos en los noticieros acontecimientos que nos estremecen y nos desaniman: accidentes, violaciones, pobreza extrema, violencia generalizada y muerte; a raíz de todo esto nos sentimos desprotegidos y apelamos a la esperanza para enfrentar lo cotidiano. No podemos negar que hay momentos en que nos invade un sentimiento de desánimo, pues parece que no hay esperanzas para la humanidad. En una búsqueda rápida en Internet leyendo los titulares del mundo, nos irrumpen las imágenes de niños muertos en las guerras de Oriente Medio, de venta de esclavos en Libia, de explosiones en lugares públicos por fanáticos religiosos, de locos al volante atropellando gente inocente, de secuestros, de robos, de corrupción… ¡Hasta en el fútbol! Y la lista de situaciones desoladoras es interminable, parece que el ser humano no ha logrado salir del todo de las cavernas; sigue siendo un retrógrado y lo demuestra constantemente con sus actos terroristas y sanguinarios. En ciertos momentos, cuando todo parece perdido y cuando la esperanza se divisa lejana, la chispa vuelve a arder y la confianza se renueva, renace de las cenizas y volvemos a esperanzarnos. Y es en época de elecciones cuando nos aferramos aún más a la ella; confiamos en que el país mejorará con éste o aquél candidato. Algunos prometen lo más ansiado: seguridad; ese sosiego de vivir sin pensar que un drogadicto o un moto asaltante te ataque y te clave unas cuantas puñaladas para robarte el celular o los championes que llevas puestos. Otros, prometen trabajo y justicia social…; hay quienes se focalizan en la salud o en la educación…y es así como nos mantenemos esperanzados y confiamos en un futuro promisorio, mejor y más justo para todos. Al transitar por las calles vemos carteles gigantes con fotos de candidatos sonrientes, todos parecen bondadosos, capaces de asumir con responsabilidad un compromiso con la gente, con el pueblo. Sin embargo, muchos de nosotros dudamos de los candidatos, dudamos de su verdadera vocación de servicio, pues algunos se lanzan a la política simplemente por ser conocidos de la televisión, sirviéndose de su imagen para posicionarse dentro de tal o cual partido para beneficio propio. Y para completar la desventura los programas que ellos conducen ni siquiera son culturales…tratan de chismes y otro tipo de necedades que no ayudan a nadie a crecer como persona. En tiempos electorales abundan las promesas; quizás muchas de ellas no lleguen a cumplirse, pero es con la ayuda de la esperanza que vamos transitando en la lucha diaria, y es una lucha por la supervivencia pues vivimos agobiados por problemas de fondo muy graves: uno de ellos es la ley que no siempre está del lado del inocente; las injusticias llenan el orden del día y las angustias generadas por la desesperanza son más fuertes que la esperanza misma que trata de emerger de las cenizas de los corazones decepcionados.
Foto: Olga Bertinat
Pero a pesar de todo no es fácil que ella sucumba, se mantiene segura ayudándonos a recobrarnos de los tropiezos y le damos la razón a Aristóteles cuando afirmó que: “La esperanza es el sueño del hombre despierto”.
 Olga Bertinat de Portillo

No hay comentarios:

Publicar un comentario