miércoles, 29 de junio de 2016

Palabra del día de la RAE

Miércoles, 29 de junio de 2016
De carraca1.
1. m. Antigua embarcación pequeña semejante a la carraca.

http://dle.rae.es/?id=7fGAH54

La RAE y la Academia Peruana recuperan el «Quijote» ilustrado de Ricart


Ilustraciones de Enric Ricart para el «Quijote».


La RAE y la Academia Peruana recuperan el «Quijote» ilustrado de Ricart

Ilustraciones de Enric Ricart para el «Quijote»  

Nuevo acto cervantino en la sede de la RAE, esta vez en colaboración con la Academia Peruana de la Lengua.
Hoy se ha presentado una edición de las xilografías de una de las más destacadas ediciones artísticas del Quijote, impresa en 1933 y debida a la mano de uno de los ilustradores más importantes de la época: el artista catalán Enric. C. Ricart. El acto ha estado presidido por el embajador de Perú en España, Rafael Roncagliolo Orbegosoel presidente de la Academia Peruana de la Lengua, Ricardo Silva-Santisteban, y el director de la Real Academia Española (RAE) y presidente de la ASALEDarío Villanueva.
Ilustraciones para el ingenioso hidalgo don Quijote de la Macha reproduce los dibujos realizados por Enric C. Ricart para la edición norteamericana The Ingenious Gentleman Don Quixote of la Mancha, impresa en 1933 en la histórica imprenta Oliva de Vilanova y distribuida en 1934.
Además, el libro recoge otros trabajos del autor relacionados con Cervantes: las ilustraciones de una edición de 1947 de las novelas intercaladas en el Quijote —El curioso impertinente e Historia del cautivo—, preparada por Martín de Riquer,  y las que posteriormente hizo para la edición, en 1950, de las novelas ejemplares El casamiento engañoso y El coloquio de los perros.
ENRIC-C. RICART 
Enric-C. Ricart nació en Barcelona en 1893 y fue un artista precoz. Después de pintar durante algunos años, al llegar a los veintiséis se inclinó por la xilografía y participó en la ilustración de libros que se publicaron en España y en el extranjero.
Ilustró la obra maestra de Próspero Mérimée, Carmen (1920), y los Conies Ancieris de Fleuret, así como La vida es sueño (1933) de Calderón de la Barca. Ese mismo año fue escogido por Limited Editions Club, célebre y prestigiada casa editora estadounidense de libros ilustrados, para preparar las xilografías de Don Quijote que, junto con la traducción inglesa de John Ormsby, apareció al año siguiente. Como acostumbraba con muchos de sus libros, el Limited Edition Club escogió la imprenta de Víctor Oliva en Barcelona para producir la edición. Las ilustraciones de Ricart para la obra clásica de Cervantes destacan entre las más singulares de las publicadas durante el siglo xx de un libro al que se han dedicado numerosas creaciones en el campo artístico.
ICONOGRAFÍA DEL QUIJOTE
Como  explica Darío Villanueva en la presentación de esta edición, «de 1614, cuando aún no se había publicado la segunda parte del Quijote, datan las primeras imágenes conocidas del caballero andante, su escudero y otros personajes de la novela. […] Esto nos habla de la fácil e inmediata traslación del personaje literario a la cultura popular del Barroco».
El modelo iconográfico español comienza tímidamente, señala Villanueva, y «la conciencia de que España no estaba a la altura de Holanda, Inglaterra o Francia en la ilustración textual de la obra maestra del Príncipe de sus ingenios pesa en la decisión que la Real Academia Española toma en su junta ordinaria del 11 de marzo de 1773 para promover “una impresión correcta y magnífica de Don Quixote que es la principal y más perfecta obra de Cervantes”».
El taller elegido fue el de Joaquín Ibarra; se fabricó papel especial para la edición y se tomó como referencia el Quijote publicado por el mismo Ibarra en 1771. La obra, una joya bibliográfica editada por la RAE en cuatro volúmenes, con ilustraciones de los mejores grabadores de la época, apareció en 1780. «Pero este destacado capítulo de las ilustraciones librescas que tan esplendorosamente representa la edición académica de 1780 no constituye sino uno de los manantiales para lo que enseguida se convertiría en una verdadera cascada iconográfica», añade Villanueva.
Durante el siglo veinte, Don Quijote continuó su camino entre muchas ediciones y traducciones a través del mundo. En la conmemoración de los cuatrocientos años de la muerte de Cervantes, a juicio de Ricardo Silva-Santisteban, «el mejor homenaje que se puede rendir a esta obra maestra es volver a editarla y traducirla, pero también recordar alguna de las ilustraciones maestras que la han acompañado en su travesía. Así, tanto la Real Academia Española como la Academia Peruana de la Lengua han considerado pertinente publicar las ilustraciones de una de las más destacadas ediciones artísticas del siglo xx que ahora ofrecemos».

http://www.rae.es/noticias/la-rae-y-la-academia-peruana-recuperan-el-quijote-ilustrado-de-ricart

martes, 28 de junio de 2016

PREMIO ELENA AMMATUNA DE CUENTO CORTO 2016 (Décima Edición)

PREMIO ELENA AMMATUNA DE CUENTO CORTO 2016 (Décima Edición)



1. Podrán participar todas las personas mayores de edad, paraguayas o extranjeras con tres años de residencia en el país. Los premiados en ediciones anteriores de este concurso, solo podrán participar bianualmente.

2. Cada concursante podrá presentar un solo cuento, de tema libre, escrito en castellano, que no haya sido premiado en otro certamen, ni publicado en libros, antologías o revistas; y que no sobrepase las 5 (cinco) carillas.

3. Los materiales deberán ser presentados escritos a computadora, en papel tamaño A4, letra Arial 12, espacio interlineado doble, sobre una sola carilla y en 3 (tres) copias firmadas con seudónimo (este último no deberá ser un nombre de persona). Las obras no se recibirán vía correo electrónico.

4. Las 3 (tres) copias deberán ir dentro de un sobre tipo papel madera con la inscripción “Premio Elena Ammatuna de Cuento Corto 2016”, dentro del mismo, otro sobre más pequeño con los siguientes datos del participante: título del cuento, seudónimo, nombre y apellido del autor, edad, nacionalidad, número de C.I., dirección y número de teléfono. Todos estos datos son obligatorios.
  
5. Los trabajos podrán ser entregados de lunes a viernes de 9:00 a 12:00 y de 15:00 a 16:30 hs. en Estrella 765 e/ Ayolas y O’Leary – Asunción, o por correo postal a la misma dirección desde cualquier parte del territorio nacional hasta el viernes 12 de agosto de 2016. En dicha dirección no se brindarán datos sobre la forma de presentación. Los cuentos presentados no serán devueltos y no se emitirá recibo por los mismos. La organización no se hace responsable por los trabajos presentados fuera del horario y fecha estipulados.
  
6. El jurado compuesto por prestigiosos escritores paraguayos como cada año, dará a conocer su veredicto en el mes de octubre y los premios serán entregados en ceremonia pública en noviembre de 2016. La participación en dicha ceremonia es requisito fundamental para recibir el premio; caso contrario, el mismo será donado a una entidad designada por la organización.
 
7. La organización ha establecido los siguientes premios:
1er. Premio: Gs. 4.000.000 (cuatro millones de guaraníes), diploma y 60 ejemplares del libro con los cuentos ganadores.
2do. Premio: Gs. 2.000.000 (dos millones de guaraníes), diploma y 50 ejemplares.
1era. Mención: Gs. 1.000.000 (un millón de guaraníes), diploma y 40 ejemplares.
2da. Mención: Gs. 1.000.000 (un millón de guaraníes), diploma y 30 ejemplares.
3era. Mención: Gs. 1.000.000 (un millón de guaraníes), diploma y 20 ejemplares.
4ta. Mención: Gs. 1.000.000 (un millón de guaraníes), diploma y 10 ejemplares.
5ta. Mención: Gs. 1.000.000 (un millón de guaraníes), diploma y 10 ejemplares.
El Jurado podrá elegir además de los cuentos premiados, aquellos que según el criterio de votación merezcan ser publicados. Una vez notificados los ganadores, los mismos no podrán renunciar a la publicación de sus obras.
8. El Jurado se reserva el derecho de declarar desiertos los premios o menciones. 
9. La participación es gratuita. La presentación de los trabajos implica la aceptación total de las bases de esta convocatoria. 
 
Para más información: Tel.: (021) 326 5916 - E-mail:lazosdecultura@gmail.com

Palabra del día de la RAE: Defensión

Martes, 28 de junio de 2016
Del lat. defensio, -ōnis.
1. f. Resguardodefensa.
2. f. desus. Amparoprotección.
3. f. desus. Prohibiciónestorbo o impedimento.

http://dle.rae.es/?id=C25mzsr

domingo, 26 de junio de 2016

Domingo, 26 de junio de 2016: Palabra del día: brinza


Domingo, 26 de junio de 2016
brizna
De brinza.
1. f. Filamento o hebraespecialmente de plantas o frutos.
2. f. Parte delgada de algo.

jueves, 23 de junio de 2016

Palabra del día de la RAE: Real Academia Española

Jueves, 23 de junio de 2016


Del lat. Urgavonensis, der. de Urgao 'Arjona'.
1. adj. Natural de Arjona, ciudad de la provincia de Jaén, en España. U. t. c. s.
2. adj. Perteneciente o relativo a Arjona o a los urgabonenses.


http://dle.rae.es/?id=b9NBGJh

jueves, 9 de junio de 2016

Gabriel García Márquez: el genio detrás del 'boom' latinoamericano

Generoso, leal a sus amigos y a sus ideas políticas de izquierda, pero sobre todo genio indiscutible de las letras e integrante clave del ‘boom’, Gabriel García Márquez llevó la literatura latinoamericana a los rincones más alejados del mundo como el creador del fabuloso realismo mágico.
El Nobel colombiano Gabriel García Márquez es uno de los precursores del llamado 'boom' latinoamericano. 
Foto: Archivo / El País
Su brillantez y lucidez, sumadas a una visión socarrona de la realidad que le rodeó desde niño en su natal Aracataca, le empujaron a ser uno de los padres del ‘boom latinoamericano’, formado por un grupo de autores sin igual que compartieron tertulias, vida e incluso platos de comida en el París de mediados del Siglo XX.
Gabo, como se le reconoce con cariño, vivió parrandas y sobrevivió con pocos recursos al lado de Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Juan Goytisolo. Todos ellos, hombres de las letras con mayúsculas, dieron una dimensión a la literatura hispanoamericana inimaginable entonces.
‘Cien años de soledad’ es la obra cumbre de García Márquez, pese a que muchos expertos aseguran que antes había escrito libros tan brillantes o incluso más, como ‘La hojarasca’.
Pero sin duda esta obra maestra, que Gabo calificó como un “vallenato de 400 páginas”, en alusión al género musical caribeño que cuenta historias de la Colombia profunda, es el gran exponente de ese realismo mágico que marcó para siempre la literatura universal, la novela latinoamericana más leída de todos los tiempos.
“García Márquez captó lo que en América Latina era el aire natural que se respiraba, la literatura mágica, todas las leyendas y mitos que desde la época de la Colonia circulaba en estas tierras”, indicó Belisario Betancur, expresidente de Colombia pero también poeta y uno de los mejores amigos de Gabo.
Y eso “estableció el quiebre entre la literatura en español de España y la literatura latinoamericana”, según Betancur, quien precisamente gobernaba en Colombia cuando en 1982 el escritor recibió el Premio Nobel de Literatura.
El escritor colombiano Plinio Apuleyo Mendoza, autor de ‘Aquellos años con Gabo’, libro en el que relata las aventuras que vivieron juntos en París, Bogotá y Caracas, confirmó que su aporte a la literatura universal “es enorme”.
“Con ‘Cien años de soledad’ contó las cosas como las contaban su abuelo, su abuela, su madre, pues para ellos no había mundo de los vivos y de los muertos”, agregó, al explicar qué es el realismo mágico y apuntar que lo hizo “tocando problemas que aluden a la condición humana, sacando a la literatura de su ámbito local, y esa fue su contribución al ‘boom’, porque éste tuvo como epicentro esa obra”.
A sus 85 años y con problemas de salud, García Márquez, que un día decidió vivir en México, sigue siendo una referencia indiscutible para las nuevas generaciones de escritores, que asumen su legado como un regalo. Es una personalidad que para siempre figurará en los anales de la literatura universal.
En eso coinciden los expertos y sus amigos, como Betancur y Jaime Abello, director de la Fundación de Nuevo Periodismo Latinoamericano (FNPL), fundada por García Márquez en Cartagena de Indias en 1995 para conservar la calidad de la profesión con la que empezó a escribir y nunca abandonó.

Sin defecto conocido

El Gabo periodista estableció “un proyecto en el cual se comprometió con entusiasmo en sus años de madurez”, dijo Abello, para quien la FNPL esta regida por la convicción de “crear oportunidades para los periodistas jóvenes” y de “unidad y avance de América Latina”, lo que, agregó, “ha sido siempre su prioridad”.
Y ahí está la faceta política del gran maestro de las letras, su compromiso con los más débiles, su lealtad a la izquierda y su adhesión a la Cuba de Fidel Castro, precisamente la que de alguna manera le apartó de algunos de sus amigos del ‘boom’, entre ellos el peruano Vargas Llosa quien optó por el neoliberalismo.
“García Márquez es integridad, una gran fidelidad a sí mismo, una persona que tiene simpatías claramente establecidas y las respeta hasta el final”, insistió el director de la FNPL y uno de sus más cercanos colaboradores hoy día.
Según Abello, la generación de García Márquez “estuvo marcada por la injerencia de los Estados Unidos, por el abuso político. Siempre pensó que era necesario reemplazar una democracia precaria que no era auténtica por un régimen con más justicia y equidad”.
El nobel colombiano viajó en los años 70 a la Unión Soviética, a Europa Oriental, fue corresponsal en Nueva York de Prensa Latina, la agencia cubana, pero también se comprometió con los derechos humanos y ayudó a salir de la isla caribeña a muchos disidentes.
Quienes le conocen bien coinciden en su agudo sentido del humor y en su lealtad a los amigos y las ideas, para todos es difícil encontrarle un defecto, quizás, como asegura el expresidente Betancur, su alejamiento de los periodistas, a los que tanto sigue dando y quienes tanto han aprendido con sus obras.
Copiado de http://www.elpais.com.co/elpais/cultura/noticias/gabriel-garcia-marquez-genio-detras-boom-latinoamericano

miércoles, 8 de junio de 2016

El peso de una maldición 2do.premio Concurso de cuentos del Club Centenario 2012

El peso de una maldición
Autora: Olga Bertinat de Portillo

Dorotea se sorprendió al verlo. Estaba sentado en su hamaca de algodón entre lienzos;  clandestino  bajo el  mosquitero raído;  y  su extraña figura   pareció  desdibujarse  a través del  tejido, mientras  ella,  con  curiosidad de primeriza intentaba descifrarlo desconfiada e incrédula.
Distinguió sus largos cabellos negros, que caían lánguidos a ambos lados del rostro incomprensible, pero no consiguió ver sus ojos. Deseó comprender los brazos y las piernas pero su nerviosismo dejó entrever apenas  una  masa corporal inconsistente y deforme.
-Hace 30 años que vive con nosotros- dijo Francisca mientras meneaba  la hamaca, que al moverse hizo que el  engendro lanzara  un chillido asustador como el de un cerdo que huye despavorido de la piara. Dorotea fingió calma, pero en el fondo de su ser, la extraña criatura la perturbó  y despertó en ella temores secretos.
Hacía poco menos de un año que se había casado con Jorge, su primo hermano. Cuando la familia  supo que había formalizado ante el juez y a escondidas la unión incestuosa, la echó de la casa. Entre  gritos, la madre había sentenciado:
-Engendrarás hijos deformes.
Dorotea llevaba  consigo el eco de esa maldición;  y el temor  a los hijos contrahechos se le había metido en las venas. Ahora que estaba embarazada, la duda y el miedo habían crecido porque había visto a ese ser monstruoso que le causaba terror: La casualidad o el destino la habían acercado a ese lugar.
 Luego del percance familiar, Dorotea y Jorge abandonaron Puerto Rosario; apenas con algunos cachivaches y montados a caballo  se dirigieron  a San Pedro transitando  caminos más cortos, cruzando divisas y piquetes, hasta que llegaron  al rancho de horcones sombríos. Entonces  decidieron apearse para abrevar a los caballos y quitarse el polvo que les cubría el rostro. Fue  así como conocieron al ser extraño; también a Francisca y a Indalecio, retireros[1] de una estancia, que  con amabilidad extrema, les convidaron con galletas y cecina. Dorotea comió con hambre y enseguida Francisca supo que estaba embarazada:
-Estás pálida y ojerosa-le dijo.
Francisca era una mujer enjuta, de cabellos grises y de  mirada profunda; rondaba los cincuenta y cinco, pero los surcos de su rostro denotaban una vejez prematura propia de las mujeres de campo.
Indalecio era angosto de hombros, tenía una figura esquelética y encorvada. Su boca exponía una sonrisa de encías rosadas y carnosas. Aparentaba ser más joven que Francisca.
Entre quehaceres y pláticas fueron desfilando las horas y llegó la tardecita.  Francisca le propuso al joven matrimonio que pasara la noche  con ellos en el rancho.
-Colocaré las hamacas en los horcones. Hace calor.
 Jorge complacido, aceptó. Dorotea temerosa  permaneció en silencio. El engendro le daba miedo, pero no dijo nada.
La noche fue arrimándose lenta y perezosa.  Francisca colocó  la olla de hierro en el fogón y preparó cecina con arroz. Mientras se  ocupaba de servir la cena, los gemidos del engendro se escuchaban de a ratos y retumbaban en el mutismo de la noche.
De repente la voz de Indalecio sonó enflaquecida:
-Lo encontramos en el albañal de San Pedro. Es nuestro hijo desde hace 30 años.
-Es nuestro único hijo-aseveró Francisca al momento que tapaba la olla.
-Se llama Ramón porque lo encontramos el 31 de agosto, día del Santo Patrono -expresó Indalecio y prosiguió-parecía un pollito enfermo envuelto en una bolsa de harina cuando lo levanté del suelo.
-En aquella época éramos carriteros[2] y mientras recorríamos  el vertedero escuchamos un gemido que provenía de un montículo de basura. Estaba enrolladito, colocado sobre los desperdicios.
-Desde ese día es nuestro-dijo Francisca orgullosa.
Dorotea  en su juventud no alcanzaba a comprender la magnitud del amor que Francisca e Indalecio sentían por la criatura. Jorge, por su parte, escuchaba atento el relato, pero no lo vivenciaba en plenitud ya que en sus pensamientos la idea fija de conseguir un empleo y de  mantener a Dorotea eran para él lo primordial y la realidad ajena escapaba a su comprensión.
La charla prosiguió hasta que Francisca arropó a Ramón y llevó a los jóvenes hasta las hamacas donde dormirían.
Jorge se acostó y se durmió enseguida. Dorotea  dio vueltas, escuchó cantos de grillos y de gallos. Le pareció que le cantaban en el oído. Tuvo pesadillas, sintió dolores de parto y despertó sudorosa; de un salto sacudió a Jorge que moviéndose  asustado la abrazó. Ella se dio cuenta de que todo no pasaba de  una alucinación, entonces se tranquilizó pero ya no volvió a su hamaca ni a dormirse. Se acurrucó al lado del marido hasta que las primeras luces la alumbraron pálida y despeinada.
Bien temprano, Francisca preparó cocido[3] y lo sirvió con reviro[4]. La criatura lanzó un chillido y la mujer metió un jarro por debajo del mosquitero.  Dorotea observaba atenta y escuchó cómo sorbía el líquido con ruidosa agitación.
-Ramoncito, che memby[5]… ¿Cómo amaneciste? -preguntó Francisca amorosa. Éste pareció responder con un gritito ronco que sobresaltó a Dorotea.
Cuando terminaron el desayuno Jorge ensilló los caballos y decidieron proseguir el viaje. Le agradecieron a Francisca e Indalecio por  la comida y por acogerlos en el rancho. Se despidieron y tomaron el camino que les había indicado Indalecio:
-Hoy a la tardecita llegarán a San Pedro; siguiendo por este rumbo van por camino seguro.
Dorotea y Jorge levantaron los brazos en señal de despedida, sabiendo que marchaban hacia una nueva vida;  y que el futuro comenzaba  al final del camino.
Cuando llegaron a San Pedro la tarde comenzaba a despedirse y los rayos del sol alumbraban enflaquecidos.
 A los pocos días de haber llegado Jorge encontró trabajo en la estancia “El rosedal”, allí comenzó a trabajar de peón y llevó consigo a Dorotea, a quien el embarazo la tuvo a maltraer durante los seis primeros meses. Además de los vómitos y de los dolores de cabeza, una idea fija la atormentaba y no conseguía apartarla de sí. Recordaba a Ramón, y su figura deforme le aparecía en sueños.  Ella  al despertar decía para sí:
-Son  zonceras, mi hijo nacerá sano y hermoso.
Doña Porfiria era la partera del lugar, la que ayudaría a Dorotea a tener al niño. Vivía cerca de su rancho. Eso la tranquilizaba un poco.
Una tarde, mientras Jorge se encontraba arreando un lote de animales, lejos de la estancia, Dorotea sintió los dolores  del parto. Tomó el bolsón con las ropitas del niño y caminó hasta el rancho de la partera. La noche cayó urgente entre truenos y  relámpagos  que dibujaban en el cielo figuras tétricas.
-El mal tiempo siempre apura a las parturientas-dijo Doña  Porfiria mientras preparaba una palangana de agua tibia.
Enseguida una lluvia torrencial comenzó a caer impiedosa sobre las tejuelas de timbó[6] del rancho, que comenzaron a escurrir una lluvia fría y rápida sobre los tirantes cargados de hollín.
Los gemidos de Dorotea fueron silenciados por el estruendo de la tormenta y la voz de la partera sonaba lejana entre  fragores y el repiquetear de la lluvia:
- ¡Ya viene!
En el último pujo, el bebé emergió presuroso y el agotamiento extremo de Dorotea hizo que ésta sufriera un desmayo momentáneo; tiempo suficiente para que Doña Porfiria cortara el cordón del niño y lo envolviera en una manta de lienzo. Cuando Dorotea despertó del trance miró al bebé y el temor arcano de la maldición de su madre se reflejó en sus ojos cargados de terror y lanzó un grito que se confundió con los sonidos groseros de la noche tempestuosa:
-¡Noooo!
De un salto abandonó la cama y con el hijo en brazos corrió despavorida noche adentro, ante la mirada estupefacta de la partera que boquiabierta observaba el hilo de sangre  que se despintaba bajo las heladas gotas de lluvia. Un alarido se retiró con ella:
-¡Nadie va a burlarse de ti! ¡Nadie!

Doña Porfiria salió corriendo detrás de Dorotea pero ésta se perdió en la negrura de la noche, alumbrada de a ratos por relámpagos encandiladores. No la halló por ningún lado y  la lluvia no cesó  durante horas.
Jorge llegó con el amanecer. Doña Porfiria aún incrédula y asustada por lo sucedido, relató acongojada los pormenores del hecho.  Jorge apresurado y temiendo lo peor, salió con un grupo de baqueanos a buscar a su esposa en la gélida mañana de julio.
A pocos kilómetros del rancho la encontraron acurrucada con el hombro apoyado en un árbol. Tenía los ojos abiertos y vidriosos. Estaba pálida. En sus brazos rígidos, el niño envuelto en la manta mojada  gemía pausadamente. Jorge con aprensión lo tomó entre sus brazos y al descubrirle el rostro  y el cuerpo comenzó a sollozar.
-Es una nena. Es hermosa -dijo.

¡Dorotea inerte al borde del camino! Los ojos muy  abiertos escudriñan aún  la noche del terror. Dorotea fría y rígida parece observar a su hija a través del espejo de la muerte.
El temor arcano ya no existe, se ha marchado diligente; y en su huida arrastró a Dorotea  a ese espacio donde la existencia deja de ser. Se la ha llevado a ese territorio enigmático y postrero al que ineludiblemente se dirigen  todos los mortales.                                                                                                          
                                                                





[1] Cuidadores de los retiros, lugares generalmente bastante alejados de la sede central de una estancia.
[2] Personas que conducen carros tirados por caballos y generalmente juntan y transportan basura, cartones  o botellas.
[3] Bebida preparada con yerba mate y azúcar quemada.
[4] Alimento elaborado con harina, muy utilizado en el desayuno de las personas del campo.
[5] En idioma guaraní: hijo.
[6] Árbol; madera que se extrae del mismo.