martes, 18 de octubre de 2016

Pena. Poesía de Olga Bertinat de Portillo

Pena

Una lágrima resbaló
 y rodó silenciosa;
atravesó los surcos
de la marcada tez,
y deslizándose
lentamente
llegó a la mesa.

Y   fueron llegando:
una,
luego otra
y otra...
dibujando en la madera
lagos tibios
transparentes y pequeños,
miniaturas de tristezas,
charquitos salados
 de dolor...

Y la pena quedó allí,
muda,
inmóvil,
vana,
mísera,
convertida en nada...

¡La inmensa pena!

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