miércoles, 28 de agosto de 2013

A la luz de la vela

¡Sí! El domingo último se fue la luz. Estuvimos cuatro horas esperando que la electricidad volviera. Para colmo, los teléfonos tampoco tenían señal y quedamos prácticamente incomunicados: Sin teléfono, sin electricidad, sin Internet...
En esos momentos  nos damos cuenta de cuánto dependemos de la electricidad...no funciona la ducha, el microondas,la computadora,  la plancha, la estufa, ni cualquier otro electrodoméstico. La televisión muda es algo raro para una tarde de domingo...pero así fue. No tuve más remedio que buscar en el armario las velas, que estaban quebradas y muy chiquitas, pero nos salvaron de la oscuridad reinante.
Lo único interesante fue que nos pusimos a charlar. Mi esposo, mi hija y yo nos sentamos en la cama y nos pusimos a conversar sobre bueyes perdidos.
 Ahí recordé mi niñez en Minga Guazú, cuando en aquellos tiempos la electricidad todavía no había llegado y cada noche a la luz de un farol a querosén y de una lámpara "aladin" nos sentábamos y conversábamos. También se tocaba la guitarra, cantábamos y no nos hacían falta tantos aparatos para estar "completos".
Bueno, no quiero ponerme nostálgica, ni nada de eso...simplemente la vela prendida me trajo las memorias, me las acercó al presente en una fría tarde de domingo.

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