El universo de las abejas (Apis mellifera L.) es sin dudas fascinante: miles de ellas habitan una colmena y realizan diferentes trabajos en una sincronía que llega a la perfección. Si consideramos que esta especie es vital polinizadora de los vegetales, podríamos comenzar a desesperarnos pues este insecto va desapareciendo y de su conservación depende nuestro futuro.
Si
bien los científicos plantean varias teorías que explican su disminución, aún
no pueden afirmar con exactitud cuál es la causa principal Una de ellas apunta a
la utilización excesiva de productos químicos utilizados en la agricultura
(insecticidas, herbicidas, etc.). Otra es la utilización de aparatos celulares,
cuyas señales pueden crear confusión en el sentido de orientación de las abejas
que no pueden regresar a la colmena, lo que causa su muerte en el campo.
La
cantidad de pesticidas (30 diferentes) encontrados en el polen recolectado,
evidencia que el problema es mucho mayor de lo que pensamos. A todo esto se
suma la deforestación masiva y la falta de cumplimiento de leyes ambientales
que hace que las especies melíferas sean escasas lo que reduce el alimento de
las abejas. Con hábitats degradados y sin políticas de protección es imposible
pensar en un futuro con alta diversidad biológica de especies vegetales y de
insectos.
De
acuerdo a investigaciones, en el mundo hay alrededor de 17.000 especies de
abejas. De ellas, muchas han desaparecido y otras están en peligro crítico. Según
la investigadora y docente Concepción Ornosa de la Universidad Complutense de
Madrid "En la Península Ibérica ya no existen algunas que había hace 30
años". Ella asevera que este declive puede hacer que desaparezcan numerosas
especies vegetales dependientes de estos polinizadores, lo que afecta
directamente a nuestra alimentación.
Si
bien en Paraguay contamos con la Ley 665/77 de Apicultura faltan medidas más
duras para hacer cumplir la Ley que en su artículo primero expone cuanto sigue:
ART
1º “DECLÁRESE A LA APICULTURA COMO UNA
ACTIVIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL, DEBIENDO PROTEGERSE A LA ABEJA DOMÉSTICA COMO
INSECTO ÚTIL Y A LA FLORA MELÍFERA COMO RIQUEZA NACIONAL”
La
ley es clara y beneficiosa para las abejas y para la flora melífera; pero la
voluntad política es negligente, pues la ley no se cumple y no pasa nada: no se
aplican multas, no hay castigos, absolutamente nada.
Es
importante recordar que en los meses más calurosos las abejas suelen salir de
sus nidos o colmenas: es lo que se denomina enjambrazón y ellas no saben que los
lugares que eligen para instalarse pueden ser inapropiados. Simplemente se
instalan y la gente les tiene miedo por sus picaduras y no encuentran “mejor
manera de eliminarlas” querociándolas con insecticidas en spray o quemándolas sin
saber que estos hechos son considerados delitos.
El
Programa Nacional de Apicultura y Meliponicultura (PRONAM) es un programa que
se encuentra vigente y se extenderá hasta 2020.Tiene como objetivo general
“Incrementar en forma sostenida y sostenible la competitividad y productividad
de la producción Apícola y Meliponícola”.
Recordemos
que tan sólo en caso de que se críen abejas del género Apis se denomina apicultura(cuando
tienen aguijón).La meliponicultura
es la crianza de las abejas meliponas o abejas sin aguijón.
Es
esperanzador saber que existen programas nacionales que puedan revertir la
situación catastrófica de las abejas y así contribuir con la sobrevivencia de
las mismas.
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