martes, 25 de febrero de 2025

¿Qué dice la psicología sobre los maltratadores de animales?

La psicología ha estudiado el maltrato animal desde diversas perspectivas, y hay varios hallazgos clave sobre las personas que lo cometen: Vinculación con la violencia interpersonal Muchos estudios indican que quienes maltratan animales tienen una mayor probabilidad de cometer violencia contra personas, incluidas agresiones domésticas, abuso infantil y conductas criminales. Este fenómeno se conoce como el "triángulo de la violencia" (crueldad animal, violencia doméstica y conducta antisocial). Indicador de psicopatologías El maltrato animal frecuente puede ser un síntoma de trastornos de la personalidad, como el trastorno antisocial o psicopatía. Se asocia con falta de empatía, manipulación y disfrute del sufrimiento ajeno. También puede relacionarse con trastornos de conducta en la infancia, siendo uno de los criterios del Trastorno de Conducta, que en la adultez puede evolucionar a un trastorno antisocial. Infancia y aprendizaje de la violencia Algunas personas que maltratan animales crecieron en entornos violentos, donde la agresión era normalizada o presenciada de manera frecuente. En estos casos, el maltrato animal puede ser una forma de descarga emocional o una repetición de patrones aprendidos. Factores situacionales y culturales En algunas culturas o contextos, la violencia contra los animales no se percibe como problemática. El maltrato puede estar ligado a prácticas tradicionales, creencias erróneas sobre disciplina o entretenimiento (como peleas de perros o toros). Maltrato como mecanismo de control o poder En situaciones de violencia doméstica, el maltratador puede lastimar animales para intimidar o controlar a su pareja o hijos. También puede ser una forma de desquitar frustraciones con un ser indefenso.
¿Se puede intervenir? Sí, la psicología trabaja en la prevención y rehabilitación de personas con historial de crueldad animal. Las intervenciones incluyen terapia cognitivo-conductual, programas de manejo de la ira y educación en empatía. Si el maltrato es recurrente y grave, puede ser necesario un tratamiento especializado, especialmente si hay otros signos de conducta violenta.

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